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      Este termino fue acuñado en 1908 por el psiquiatra suizo Eugen Bleuler (1857-1939) para describir las características de algunos pacientes esquizofrénicos. Lo más probable es que el autismo haya existido desde tiempos remotos, sin embargo, fue el Dr. Leo Kanner (1896-1981), en 1943, quien por primera vez describe científicamente a 11 niños, quienes padecían alteraciones en el desarrollo de las áreas mencionadas anteriormente, las cuales eran coincidentes entre estos menores, pero eran diferentes a las que se presentan en otras alteraciones psicopatológicas conocidas hasta ese entonces (descarge el documento original).  De forma casi simultánea, el psiquiatra austriaco Dr. Hans Asperger (1906-1980) en 1944 describía a sujetos con características similares, quienes poseían “una ruptura de las relaciones entre ellos y el mundo exterior”. Estos niños poseían principalmente dificultades en la integración social, pero que eran compensadas por un alto nivel de pensamiento y experiencia personal. Asperger denominó esta patología como “psicopatía autista en la infancia” (descarge el documento original). Posteriormente en su honor pasaría a llamarse Síndrome de Asperger.

 

      En 1971, la Dra. Lorna Wing (1828-2014) y la Dra. Judith Gould, introducen el concepto de “espectro autista” definiéndolo como un continuo más que una categoría diagnóstica y como un conjunto de síntomas que se puede asociar a distintos trastornos y niveles intelectuales, que en un 75% se acompaña de retraso mental. Además, proponen una triada de dimensiones alteradas en este continuo autista: trastorno de la reciprocidad social; trastorno de la comunicación verbal y no verbal; y ausencia de capacidad simbólica y conducta comunicativa. Posteriormente, añadiría lo patrones repetitivos de intereses y actividades. 

 

   Cuarenta años después de que el Dr. Asperger hiciera su publicación sobre la psicopatía autista, la Dra. Lorna Wing, publica en 1981 el trabajo denominado “Asperger's Syndrom: a clinical account”, en donde por primera vez y en honor al psiquiatra austriaco nombra con el que se conoce actualmente esta condición del desarrollo. Se describe que los sujetos con síndrome de Asperger poseen alteraciones, al igual que en el trastorno autista, en: la interacción social; flexibilidad de pensamiento (pueden tener una imaginación pobre, intereses muy intensos o limitados y mucho apego a las rutinas); y comunicación.

 

 

 

      Actualmente las definiciones y caracterizaciones más utilizadas provienen del manual de diagnóstico y estadística de los trastornos mentales.  En su cuarta versión (DSM-IV) denomina como "trastorno generalizado del desarrollo (TGD)" a un grupo de condiciones (trastorno autista, síndrome de Asperger, síndrome de Rett, trastorno desintegrativo de la infancia y trastorno generalizado del desarrollo no especificado) que poseen como características común un severo impedimento cualitativo en la interacción social y la comunicación, con altos grados de comportamiento estereotipado, ritualístico y presencia de patrones de intereses y actividades restringidos. Sin embargo, la versión más reciente, el DSM-5, elimina el síndrome de Rett y etiqueta al trastorno autista, trastorno de Asperger y trastorno generalizado del desarrollo no especificado como “trastorno del espectro del autismo” (TEA), cuyas características son:

- Deficiencias persistentes en la comunicación social y en la interacción social en diversos contextos.

- Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.

- Los síntomas han de estar presentes en las primeras fases del período del desarrollo.

- Los síntomas causan un deterioro clínicamente significativo en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento habitual.

- Las alteraciones no se explican mejor por discapacidad intelectual o por retraso global del desarrollo.

 

      Un aspecto polémico de esta reciente clasificación es que se une al autismo y síndrome de Asperger bajo una misma etiqueta diagnóstica y bajo un mismo conjunto de características sociales, comunicativas e imaginativas. Muchos investigadores están en desacuerdo con esta nueva clasificación, argumentando que a pesar de reunir características similares, poseen desempeños muy diferentes a nivel cuantitativo y cualitativo. Sin embargo, en varios estudios las diferencias entre el síndrome de Asperger y trastorno autista son más de tipo cuantitativo (grado de severidad y CI) que cualitativo (funciones psicológicas afectadas), lo cual coincide que lo propuesto por Wing (1998), donde ambos trastornos (especialmente síndrome de Asperger y TEA de alto funcionamiento) no son condiciones diferentes. Es por esto que el DSM-5, en base a estos nuevo estudios, propone un cambio en el diagnóstico, donde el trastorno autista pasa a ser el único diagnostico posible de la categoría TGD y pasa a llamarse Trastorno del Espectro del Autismo (TEA), eliminando como categoría diagnóstica independiente al síndrome de Asperger.

Leo Kanner
Hans Asperger
Lorna Wing
Judith Gould
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